Cómo Meditar Cuando Parece Difícil: Guía para Principiantes
- Amelia Belmonte (Terapeuta EFT
- 5 feb
- 3 Min. de lectura
La meditación es una práctica maravillosa para calmar la mente, reducir el estrés y conectar con el presente. Sin embargo, para muchas personas puede resultar frustrante al principio, especialmente cuando surgen pensamientos como:
🌀 “No puedo dejar la mente en blanco.”🌀 “No consigo concentrarme.”🌀 “Mi mente se dispersa todo el tiempo.”
Si te sientes identificado/a con esto, quiero que sepas algo: es completamente normal. La meditación no trata de vaciar la mente ni de hacer que los pensamientos desaparezcan, sino de aprender a observarlos sin apegarse a ellos.
Aquí te dejo algunos consejos para que meditar sea más sencillo y disfrutable.
1. Olvídate de "dejar la mente en blanco"
Uno de los errores más comunes es pensar que meditar significa eliminar todos los pensamientos. En realidad, se trata de observar lo que sucede en tu mente sin aferrarte a ello.
Piensa en tus pensamientos como si fueran nubes en el cielo: vienen y van, pero el cielo (tu conciencia) sigue ahí. La clave es notar esos pensamientos sin engancharte en ellos y sin juzgarte si aparecen.
2. Usa la respiración como tu ancla al presente
Si te cuesta mantenerte enfocado/a, tu mejor herramienta es la respiración. No hay que hacer nada especial, solo sentir el aire entrar y salir de tu cuerpo.
Prueba este ejercicio:
🔹 Inhala lentamente por la nariz, contando hasta 4
.🔹 Retén el aire un par de segundos.
🔹 Exhala suavemente por la boca, contando hasta 6.
Cada vez que notes que tu mente divaga, simplemente vuelve a la respiración. No pasa nada si te distraes; lo importante es traer la atención de vuelta con amabilidad.
3. Prueba con meditaciones guiadas o sonidos relajantes
Si el silencio absoluto te resulta incómodo, puedes apoyarte en herramientas como:
🎧 Meditaciones guiadas (hay muchas apps y videos en YouTube).
🎶 Sonidos de la naturaleza, como lluvia, olas del mar o canto de pájaros.
🕯 El sonido de un cuenco tibetano o el tic-tac de un reloj.
Estos estímulos pueden ayudarte a mantener el foco y relajar la mente.
4. Empieza con tiempos cortos
No necesitas sentarte a meditar durante 30 minutos desde el primer día. De hecho, lo más recomendable es comenzar con 2 a 5 minutos diarios e ir aumentando progresivamente.
Puedes marcar un pequeño objetivo, como meditar mientras esperas a que hierva el agua del té o antes de dormir. Lo importante es la constancia.
5. Usa un objeto de enfoque
Si te resulta difícil mantener la atención en la respiración, puedes elegir un punto de referencia externo, como:
🔥 La llama de una vela.
🔮 Un objeto significativo en el que puedas centrar la vista.
🌀 La sensación de tus manos apoyadas en tu regazo.
El hecho de tener un punto de enfoque ayuda a entrenar la concentración y evitar que la mente divague demasiado.
La clave: la paciencia y la constancia
Meditar no se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo. Si un día sientes que tu mente está más inquieta, no te castigues por ello. Acepta la experiencia tal y como es y sigue adelante.
Con el tiempo, notarás que la meditación te ayuda a:
✔ Reducir el estrés y la ansiedad.✔ Mejorar tu enfoque y claridad mental.✔ Aumentar la sensación de bienestar y equilibrio.✔ Dormir mejor y reaccionar con más calma ante los desafíos diarios.
No necesitas ser un experto/a para beneficiarte de la meditación. Solo necesitas dar el primer paso y empezar.
¿Te animas a intentarlo? ¡Cuéntame cómo te va! 😊💫
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